MARCO, de Jon Garaño y Aitor Arregui
Os propongo un ejercicio de imaginación. Imaginad que os metéis en los zapatos de un hombre, Enric Marco, que nace en Barcelona en 1921. Imaginad que la obsesión de este hombre ha sido siempre la de contar historias. Imaginaos que disponéis, por diversas causas relacionadas con vuestra trayectoria política, de un auditorio que os adora y al que adoráis. Imaginaos que un buen día, a través de un libro que os presta durante una semana uno de esos estudiantes que forman parte de vuestro auditorio (así se cuenta en la película, y si no ocurrió así en realidad, así debería haber ocurrido), descubrís el fascinante y a la vez terrible mundo de los campos de concentración alemanes. Imaginad que queréis contar la historia más bonita jamás contada, la de vuestra vida, y que esa vida haya sido lo suficientemente mediocre como para que no merezca la pena ni siquiera recordarla. Ahí tenéis al auditorio, expectante, con los ojos abiertos, con los cinco sentidos a flor de piel, esperando vuestras pal