MARCO, de Jon Garaño y Aitor Arregui


Os propongo un ejercicio de imaginación. Imaginad que os metéis en los zapatos de un hombre, Enric Marco, que nace en Barcelona en 1921. Imaginad que la obsesión de este hombre ha sido siempre la de contar historias. Imaginaos que disponéis, por diversas causas relacionadas con vuestra trayectoria política, de un auditorio que os adora y al que adoráis. Imaginaos que un buen día, a través de un libro que os presta durante una semana uno de esos estudiantes que forman parte de vuestro auditorio (así se cuenta en la película, y si no ocurrió así en realidad, así debería haber ocurrido), descubrís el fascinante y a la vez terrible mundo de los campos de concentración alemanes. Imaginad que queréis contar la historia más bonita jamás contada, la de vuestra vida, y que esa vida haya sido lo suficientemente mediocre como para que no merezca la pena ni siquiera recordarla. Ahí tenéis al auditorio, expectante, con los ojos abiertos, con los cinco sentidos a flor de piel, esperando vuestras palabras. Son universitarios, estudiantes de colegio, ancianos que probablemente han tenido experiencias similares a la vuestra. Personas cultas, comprometidas con la causa, deseosas de escuchar vuestras palabras. Tenéis la historia de los campos, tenéis vuestra propia historia, y tenéis esa obsesión, repito, por contar la historia más bonita jamás contada.

¿Qué hacéis?

Es posible, muy probable, que muchos de vosotros, dependiendo de esa necesidad que tengáis, a veces patológica, de recrear una vida más interesante que la que se ha llevado, y por si fuera poco mostrarla al mundo, hubierais hecho exactamente lo mismo que hizo Enric Marco.

El guionista Jorge Gil comentó en el coloquio que un buen mentiroso sabe mezclar sabiamente la verdad con la mentira. Y eso es precisamente lo que han hecho Jon Garaño y él para contarnos la fascinante historia de Enric Marco. Eduard Fernández interpreta uno de los personajes probablemente más complicados de su carrera, un hombre peculiar, que disponía de una tremenda facilidad para autoconvencerse en todo momento de que lo que estaba haciendo no solamente era lícito, sino además enriquecedor. La imagen de Enric reflejada en el espejo aparece en múltiples ocasiones a lo largo de la película, con esa connotación de autoanálisis y viaje hacia uno mismo que casi siempre emprendemos cuando nos miramos en uno.


Jorge y Jon no juzgan, y tampoco creo que lo haga el espectador. La estratagema de Enric podría haber resultado incluso entrañable en otro contexto que no hubiera sido el de los supervivientes españoles de los campos de concentración alemanes, a los que además, visto como un ligero atenuante a lo que hizo, les dio en su momento una visibilidad que probablemente no hubieran tenido de no ser por él. Resulta una experiencia inolvidable ver a Eduard desarrollando con su magia los interesantes registros y tics personales que despliega Enric ante todo aquel que se cruza en su camino, entre los que destacan la picardía (memorables las escenas con los funcionarios alemanes), la actitud ante el historiador Bermejo, y las conseguidas reacciones del niño pillado en falta. Un encantador de serpientes al que se puede detestar en muchos momentos, pero que también arrancarnos sonrisas en más de una ocasión.

Porque tan importante es lo que se cuenta como el CÓMO se cuenta (palabras también de Jorge), el ritmo de la película viene marcado en gran parte por la música de Aránzazu Calleja, que contribuye a convertir la trama en un interesante thriller ("un thriller geriátrico", apuntó Jon Garaño en el coloquio).


En cuanto a las actuaciones, además de la de Eduard Fernández creo que hay que destacar la de Nathalie Poza, que interpreta de una manera muy contenida a la abnegada, comprensiva y en cierto modo resignada esposa de Enric, la de Chani Martín en el papel del hustoriador Bermejo, y la de todos los integrantes de la asociación de supervivientes, haciendo una mención especial a esas lágrimas de Pere (Fermí Reixach) que consiguieron arrancarme las mías. Tanto a Jon como a Jorge se les notaba la emoción al contarnos en el coloquio que por desgracia el actor había fallecido poco después del rodaje.

Se les veía cómodos a Jon y a Jorge hablando y respondiendo preguntas en esa sala llena de un público que había disfrutado con su obra. Además de proporcionarnos unas cuantas referencias para seguir investigando en la fascinante historia de Enric (la novela de Cercas, el documental que rodó el propio Enric toreando el compromiso que había adquirido previamente con ellos, regalándoles incluso una butifarra de su tierra…), nos hablaron del making off, de la mentira, de la verdad, del fino hilo que las separa siempre a los ojos del que le encanta imaginar, y de la historia dentro de la historia.

"¿Porqué me creísteis tanto?", dice Enric en una escena de la película. Quizá porque queríamos creer en su historia. Quizá porque los que amamos las historias, casi por encima de cualquier otra cosa, queremos, necesitamos, historias tan bellas como la suya, y porque de esa historia, aunque fuera falsa, ha surgido otra historia tan bella como la que nos han contado Jon Garaño y Jorge Gil en su película. 

Comentarios

  1. ¡Qué gran reseña, Félix! Tenía ganas de verla, pero ahora más. Gracias. 😘

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    1. Muchas gracias, Ananda!! viniendo de ti, es un honor. Creo que te va a encantar, no dejes de verla, y luego me dices 👍

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    2. No dudes de que lo haré, estimado Félix. El honor es mío.

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