7291, de Juan José Castro

Elegancia

Es lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en 7291, el documental de Juan José Castro sobre los sucesos acaecidos en las residencias de la Comunidad de Madrid en 2020. Y valentía, también, pero sobre todo elegancia, porque Juan José no juzga, ni manipula, ni hace campaña. Ni siquiera señala posibles culpables. Se limita a dar los datos, a presentar la sucesión temporal de los hechos, utilizando para ello sobreimpresiones, escritas la mayoría de las veces sobre unos vacíos pasillos de hospital, que resultan escalofriantes por eso, porque no aparece nada ni nadie en ellos. Hace un documental perfecto, cuyas dos horas de duración pasan volando gracias a su buen hacer, a la música, a su forma de contar los hechos.

Juan José divide su discurso en capítulos (los familiares, las residencias, los trabajadores, los protocolos...), y en cada capítulo aparecen las sobreimpresiones. Y los testimonios. Los testimonios son lo más impactante, por su crudeza, por su nobleza, por su enorme carga humana, y por su desfachatez, por qué no decirlo, en algún caso. Sorprenden algunos, como el del consejero intentando defender lo indefendible de los protocolos. Provocan una sonrisa de incredulidad otros, como las preguntas que realiza el político Emilio Delgado en la comisión de investigación con una aparente inocencia, que evidencia sin embargo una contundencia y un conocimiento de los hechos dignos de admiración. 

Y desgarran.

Sí, los testimonios también desgarran, porque aunque Juan José mantiene la elegancia y la prudencia en todo momento, es imposible, a menos que uno sea un ente sin alma, que esta no se desgarre ante el testimonio de las trabajadoras de residencias que se dejaron una enorme parte de su vida en aquel infierno, entre lágrimas, sufrimiento y una impotencia brutal ante lo que estaba ocurriendo. 


Desgarra el alma el testimonio de Mari Paz, que perdió a sus padres en una de las residencias, sin saber siquiera lo que estaba ocurriendo, en medio de la brutal desinformación e incomunicación que sufrimos todos en aquellos momentos de confinamiento. Desgarra verla llorar cuando, una vez pasado todo, le dijeron que podía haber ido a buscar a sus padres, aunque la realidad era que ni se imaginaba que pudiera recogerlos, porque en teoría nadie podía salir de sus casas.

Y desgarra todo lo relacionado con los protocolos.

Una sociedad que abandona a su suerte a sus mayores, es una sociedad enferma. Emilio Delgado definió con una metáfora perfecta el desmantelamiento que, de modo sistemático, vienen sufriendo desde hace años las residencias de la Comunidad de Madrid. Esas residencias, en manos de empresas privadas y fondos buitre, eran esas chozas de madera y barro que se lleva sin ninguna compasión la primera embestida de un tsunami. Y eso fue, ni más ni menos, lo que ocurrió cuando se presentó la pandemia. 7291 personas mayores perdieron la vida, sin más, ante la falta de recursos, de medios, y de ética. 

Escandaliza, aunque esa no es la intención de Juan José, la desfachatez de los que hablan de la medicalización posterior, de los ancianos que se salvaron por tener un seguro privado, o del coste que supone una persona mayor para el sistema.

Y entristece, y mucho, que el número de familias de esos 7291 ancianos fallecidos que remueven las asambleas de investigación y exigen justicia, sea tan exiguo, tal y como reveló María Jesús Valero, que hace que la desesperanza por encontrar justicia se abata como una tiniebla en cada encuentro.


Estoy prácticamente seguro de que todos los que acudimos ayer en masa a ver el documental, y todos los que han acudido a cualquiera de los cines en los que se ha proyectado, estábamos ya sensibilizados ante el problema de las residencias de Madrid. En algún momento nos hemos entristecido, desgarrado o escandalizado al conocer alguno de los datos, dispersos, que Juan José Castro ha tenido la elegancia de ordenar. El problema, la impotencia y la sospecha de que todo esto pueda quedar impune, surge cuando se comprueba que una película como esta probablemente jamás sea emitida por una cadena pública. Existe una enorme masa de población que por ideología, religión, ignorancia o simple y pura pereza, jamás se va a enterar, y si se entera le va a quitar importancia, de lo que ocurrió en las residencias de Madrid a principios de 2020. Existe una inmensa mayoría de la población, en definitiva, a la que le importaría muy poco que algo así volviera a ocurrir.

En su novela "Cual es tu tormento" (sí, la que inspiró a Almodóvar "La habitación de al lado"), Sigrid Nunez escribe lo siguiente: 

"No sé quién fue, pero alguien, quizá fue Henry James, o quizá no, dijo que hay dos tipos de personas en el mundo: los que al ver sufrir a otro, piensan "esto podría ocurrirme a mí", y los que piensan "esto nunca me ocurrirá a mí". El primer tipo de personas nos ayuda a sobrevivir. El segundo tipo hace que la vida sea un infierno"

Piense lo que piense, cualquier persona debería ser consciente de que en algún momento será mayor, y debería ser consciente de que no se puede gestionar a las personas mayores únicamente con criterios económicos, en función de lo que produzcan o dejen de producir, sino con criterios humanos y éticos. Es indudable que existen muchas personas, demasiadas, pertenecientes al segundo tipo, que hacen que la vida sea un infierno, pero que encima votemos a esas personas para que nos gobiernen, es algo por lo que deberían retirarnos inmediatamente el carnet de ser humano.

Comentarios

  1. Desgraciadamente parecen malos tiempos para la humanidad y la ética...

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    1. Lo son, querido amigo, pero mientras existan documentales como este, y se llene la sala cuando se proyecten en pantalla grande, no debemos perder la esperanza de recuperar lo que siempre hemos sido: humanos

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  2. No era ninguna sorpresa que sería una gozada leerte (ya es costumbre), y que, para variar, me darías ganas de ver la obra referida. Te agradezco este rinconcito de fruición, Félix.

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    1. Y yo te agradezco a ti no sólo que lo leas, que ya es todo un honor, sino que además consideres que gracias a esto te entren ganas de ver la película. Si la ves no te vas a arrepentir, te lo aseguro. Muchas gracias siempre, querida amiga

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