TE ESTOY AMANDO LOCAMENTE


Lo primero que percibes es que el título engaña. El trailer no lo sé, porque no lo he visto, pero el título engaña. Nada más empezar te das cuenta de que estás ante una gran película, un peliculón, que en principio no parece corresponder para nada con el título de la famosa canción de las Grecas. El tema se escucha durante los títulos de crédito, después de una potentísima escena inicial, la de la boda, que ya te transmite que estás viendo algo muy, pero que muy grande.

Lo segundo que me chocó, algo muy curioso en mi caso, es que el protagonista tiene exactamente la misma edad que yo. Al mismo tiempo que Miguel, probablemente el mismo día, me examinaba yo también de selectividad. Eran tiempos inciertos, nadie sabía de qué iba aquel examen. Nadie sabía qué iba a suceder después. 

Y aquí acaban las coincidencias. La trayectoria posterior de Miguel no tuvo nada que ver con la mía. 

Eran tiempos convulsos, sin que ni mis amigos ni yo tuviéramos conciencia de ello. El tema político, la cuestión social, se nos escapaba por completo. Ni siquiera entendíamos las pintadas con pintura roja que engalanaban las paredes de mi colegio, "curas rojos a Moscú". Recuerdo que mi padre empalidecía cuando le preguntaba qué significaba "rojo", y nunca supo, o nunca quiso, más bien, aclararme ese concepto.

Por aquel entonces, en plena ignorancia política y social, uno de mis mejores amigos era JC, compañero de clase, muy guapo, muy afeminado y bastante peculiar. Sinceramente, no recuerdo que nadie en el colegio le llamará maricón, sarasa o bujarrón, pero posiblemente era porque aquel colegio fomentaba el respeto a los demás. Jamás tuve conciencia de ser amigo de alguien diferente, como jamás la he tenido después, pero de vez en cuando JC nos contaba entre lágrimas que algunos chicos de su barrio se habían metido con él. 

Recuerdo que a veces íbamos a estudiar a su casa. Su madre, una mujer encantadora y muy amable, aparecía de repente con una bandeja de sándwiches y unas cocacolas, y se quedaba un rato charlando con nosotros, sonriendo, y ahora creo que agradeciendo que tuviéramos esa empatía con su hijo. De vez en cuando miraba a JC con una mirada especial, que a mí, a esa edad, me parecía alegre y triste a la vez.

Una mirada que ayer, como un golpe en la conciencia, volví a ver en la película. Una mirada que entendí por primera vez después de tantos años. Una mirada, la que se cruzan Miguel y Reme, su madre, que me hizo llorar y desatar la memoria de forma incontenible.

No éramos conscientes de ello, no sé si por la edad o porque en Madrid simplemente no nos enterábamos de nada, pero la homosexualidad en aquella época era un delito recogido en el código penal como "peligrosidad social". No viví las convulsiones, las manifestaciones ni la lucha por la amnistía, pero al ver la película, perfectamente ambientada además, recordé los carteles que plagaban las calles pidiendo la derogación de esa ley y la amnistía general. Seguía siendo amigo de JC, que decidió ocultar su naturaleza y se echó varias novias. Seguía en mi ignorancia sobre el tema hasta que, ya en la universidad, empecé a leer revistas como Star, Ajoblanco o Vibraciones, en las que se mencionaban los sucesos de Barcelona y otros lugares relacionados con la lucha, y con el derecho de los homosexuales a ser respetados. Y sin embargo, seguía en aquella época viendo el problema como algo lejano, ajeno a mi entorno y a mi gente.

Al ver la película ,tomé conciencia de repente de que aquello sucedió cuando era un niño, y todavía sucede. Todavía hay personas que ven la homosexualidad como una desviación, como algo "contra natura" que hay que erradicar. Imaginad el conflicto de Reme, la madre de Miguel, cuando, sin entender todavía la naturaleza de su hijo, se enfrenta de repente a una sociedad hipócrita,  que mantiene todavía en sus instituciones el retrato de Franco, y que rechaza con un profundo odio la idea de la homosexualidad. Aunque en realidad tampoco se trata de imaginar mucho, porque simplemente empatizando con Rene ya se puede uno hacer una idea de lo que tuvo que asimilar, reflexionar, tragar y fagocitar esta mujer.

Se trata de una película de miradas. Esa mirada profunda entre Miguel y su madre, ya mencionada y emocionante. También la mirada siempre lánguida de Madame 2000, mentor artístico de Miguel, personaje magistralmente interpretado por La Dani, todo un descubrimiento y que, sin saber muy bien por qué, me recuerda en sus actuaciones musicales a mí muy respetado y admirado Carlos Cano. Y también, cómo no, la mirada cobarde e hipócrita de Don Ignacio, el abogado, también magistralmente interpretado por el enorme Carlos Morón, gran especialista en este tipo de papeles. Mencionar, por último, la enorme mirada y la gran personalidad de Lole, interpretada por una Alba Flores que crece constantemente como actriz en cada papel que interpreta.

Una película que emociona, que te hace reír, que te hace llorar, con una magnífica banda sonora, un gran reparto, unos personajes más que interesantes, y una enorme capacidad de despertar el recuerdo y la nostalgia por una época que, siendo convulsa, consiguió muchos más avances en el respeto a la tendencia sexual de cada cual, que en los tiempos posteriores. Una época en la que las cosas empezaron a cambiar, pero, como muy bien dice Madame 2000, "las cosas están cambiando, pero no han cambiado todavía".

Todavía estamos muy lejos de entender que la tendencia sexual no define a la persona, de respetar la vida de todo el mundo sin meterse en sus gustos, de no juzgar ni prejuzgar lo que cada cual haga con su vida. Pero estando muy lejos, películas como "Te estoy amando locamente", que debería ser de obligada visión en colegios, contribuyen al menos a dar que pensar, y a entender las posturas tanto de mi amigo JC como de Miguel, así como la de sus respectivas madres.


 

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