COMIC. SUEÑOS E HISTORIA

COMIC. SUEÑOS E HISTORIA

LUGAR: CAIXA FORUM MADRID

FECHA: HASTA 28 DE AGOSTO 2022

https://caixaforum.org/es/madrid/p/comic_a29730078

 


Una exposición imprescindible para todo aquel que haya leído un tebeo, aunque sólo sea una vez en la vida, algo por otro lado casi imposible, porque una vez que alguien ha disfrutado con pasión las aventuras de Mortadelo y Filemón, El Jabato, Mandrake el Mago, el Hombre enmascarado, Flash Gordon, Asterix, Tintin, Adele Blanc Sec o las mujeres de Manara, es imposible dejar de leer tebeos. Todos ellos, y muchos más, están presentes en la magnífica exposición de Caixa Forum.

De las 350 planchas originales expuestas, que abarcan desde los primeros comics (Little Nemo, Happy Hooligan, Buster Brown…) hasta los más modernos, y prácticamente todos los países (salvo manga. Lo siento por los que les guste), 300 son propiedad de Bernard Mahé, un coleccionista francés que además es el comisario de la exposición. Esta se estructura de una manera magnífica, como todas las de Caixa Forum, con salas temáticas dedicadas a los grandes hitos, a las grandes épocas, a los grandes héroes de la Márvel o al cómic belga, con Asterix y Obelix y el reportero Tintin como personajes principales. En la sala dedicada a España lo primero que sorprende es el edificio que la preside, el 13 Rue del Percebe que a tantos nos ha encantado visitar cada semana. Un edificio real, de tres metros de altura, ejecutado con cartón yeso. A medida que avanzaba iba recordando los momentos de mi vida en que me cruzaba con cada una de las historietas que se reflejaban en las paredes y en los muebles estantería.


Recorrí la exposición despacio, con placer, disfrutando de cada una de las páginas expuestas, imaginando la sensación que tenía el autor al dibujarlas. Me crucé. Lo que me alegró mucho, con grupos de escolares adolescentes a los que una profesora entregada, y por sus explicaciones bastante aficionada, trataba de inculcarles su pasión por el séptimo arte. Me crucé con bastantes personas mayores que habían leído las aventuras de los personajes que surgieron nada más acabar la Segunda Guerra Mundial, como El Hombre Enmascarado, Tarzán, Flash Gordon y El Príncipe Valiente. Disfruté de las maravillosas ilustraciones de Giraud para Blueberry, de Milo Manara y de Bilal y su Feia de los Inmortales, y de las visiones casi piranésicas de Francois Schuiten.

Pero sin duda, de lo que más disfruté ayer, sin ninguna duda, como no lo había hecho en mucho tiempo, fue de la conversación que tuve con un vigilante de sala, un hombre de pelo y barba canosos, de estatura media, argentino, gran aficionado al cómic y mejor persona. Hoy no hay cursiva, no hay fantasía siniestra, porque la historia que me contó ya es lo suficientemente dura y siniestra como para que compita con cualquier delirio salido de mi imaginación.


Fue al salir, cuando ya iba a abandonar la sala. Le había visto varias veces a lo largo del recorrido, sonriendo y comentando alguna viñeta con una pareja joven, o recriminando con dureza pero con mucha elegancia al típico imbécil que se apoya en una ilustración para hacerle una fotografía a otra desde un determinado ángulo. Al salir me miró y le dije “vaya gozada”, a lo que él me contestó “Ya lo creo”. Y ahí empezó todo. Después de decirle que era aficionado desde niño, y que admiraba mucho la historieta de su país, especialmente Mort Cinder (para mí, creo que ya lo he dicho en alguna ocasión, Mort Cinder supera a muchas obras de a literatura universal), este hombre me contó una historia que ha desencadenado, cuando menos, unas ganas terribles por mi parte de contarla.

“El eternauta”, como muchos aficionados al cómic saben, es la obra cumbre de Héctor Oesterheld. Se publicó por primera vez en la década de los 50, y narra las aventuras de Juan Salvo y sus amigos cuando una fuerza invasora extraterrestre pretende adueñarse de la tierra. La historia, que os recomiendo encarecidamente, empieza con Juan y tres de sus amigos jugando al truco en la buhardilla de la casa del primero. En ese momento, una extraña nevada empieza a caer en la ciudad… Y ahí empieza todo.


Durante la terrible dictadura militar que sufrió Argentina en 1976, Oesterheld se dedicó a hacer el guión de El Eternauta II, en el que reflejaba de alguna manera su compromiso político al presentar a Juan Salvo como una especie de caudillo del pueblo opresor. El dibujante, Solano López, que había ilustrado también la primera parte, no estaba muy de acuerdo con el tono de la segunda, pero al final lo dibujó de una manera también excepcional. Oesterheld y sus cuatro hijas se habían afiliado a un movimiento, el de Los Montoneros, que chocaban frontalmente con la ideología de los militares.

El 27 de Abril, Oesterheld fue secuestrado por los militares. Ya habían sido secuestradas y asesinadas previamente sus cuatro hijas, Diana, Beatriz, Estela y Marina, dos de ellas embarazadas. El guionista pasó por varios centros clandestinos de detención, como “El Vesubio” o “El Sheraton”, algo que se sabe por el testimonio de varias personas que le vieron en esos lugares. Finalmente fue asesinado en una fecha que no se conoce, aunque se sospecha que fue en 1978.

Treinta años más tarde, en el 2007, ya desaparecida y superada la terrible etapa negra de la dictadura militar, se le hizo un homenaje en Buenos Aires a Oesterheld, con motivo del 50 aniversario de la publicación de “El Eternauta”, y del 30 aniversario de su muerte. La viuda, Elsa Sánchez, que desde la muerte de su marido y de sus hijas se había distinguido como una de las más luchadoras de las famosas “madres” de la Plaza de Mayo, permanecía en un segundo plano, tras el que por aquel entonces era el presidente de Argentina, Néstor Kirchner.

En aquel momento, empezó a nevar en Buenos Aires

Así terminó su relato el vigilante de sala. No puedo, no sé disimular mis sentimientos cuando algo me emociona. Se lo dije, que sentía que se me había puesto la carne de gallina escuchándole, y él me dijo que él también se había emocionado mientras me lo contaba.


Es extraño, se da muy pocas veces esa conexión emocional, o pasional si se quiere, entre dos personas que se acaban de conocer. Saqué en conclusión que una buena historia puede crear un vínculo más fuerte en unos minutos, que una amistad de varios años en la que no existan emociones como las que puede causar una historia como la de Héctor Oesterheld.

Después el hombre me contó otras historias, me dio referencias para localizar interesantes revistas de comic de argentina, y me provocó la necesidad de ver “Crumb”, uno de los mejores documentales que he visto jamás (podéis encontrarlo en Youtube. Dos horas) dedicado a la vida del genial dibujante.

Tenéis que visitar la exposición, aunque sólo sea para probar suerte. La suerte de encontraros con un vigilante de sala de mediana estatura, argentino, de pelo y barba canosos. La suerte de que os cuente una historia tan maravillosa como la que me contó a mí.

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