A modo de presentación

Me ha ocurrido de siempre, prácticamente desde que tenía uso de razón.  No sé si existe alguna figura psicológica para definir esta especie de ansiedad, que me sacude, como ya he comentado, desde niño, y de la cual no soy capaz de liberarme, aunque a veces lo he intentado. Se trata de la necesidad de compartir con todo el mundo el placer que siento cuando leo un libro interesante, o veo una película de las que te dejan esa sensación de haber disfrutado plenamente, o contemplo un cuadro que provoca un repentino aceleramiento del corazón,  como si el alma estallara en mil pedazos. Justo en ese momento me surge, casi al instante, el mismo pensamiento, "esto debería saberlo todo el mundo", o "esta pelicula debería ser de obligada visión". Sentí justo esa sensación al ver, en la exposición de Kubrick en el Círculo de Bellas Artes, una de las escenas más duras de "Senderos de gloria", probablemente el alegato anti militarista más impactante y esclarecedor que se haya filmado jamás (con el permiso de "Gallípoli", de Peter Weir). Películas como esa deberían ser obligatorias desde el colegio, para formar personas libres y de mente abierta.

Creo sinceramente que esa necesidad casi patológica de compartir lo que me gusta es la que me ha empujado a escribir desde hace ya bastante tiempo. A priori se podría pensar que desarrollar un blog tiene bastante que ver con el egocentrismo de quien lo pone en marcha,  y probablemente sea así  en cierta medida, no lo niego, pero creo que la necesidad de compartir está por encima de eso. No cabe duda que la necesidad de escribir conlleva buscar que te lean. Chirbes escribe sus diarios, intimistas, y en muchas ocasiones despreciándose a si mismo sin ninguna compasión, convencido tal vez a medias de que jamás los va a leer nadie, pero en el fondo de su alma, y eso se deduce en algunos pasajes al leerlos, sabe que en cuanto muera se van a publicar, como así ha ocurrido, y aún así desnuda y muestra su desnudez como casi nadie lo ha hecho. Además de eso, Chirbes nos da también innumerables referencias de los libros, películas,  obras de arte, ciudades o personas que le han impactado, para bien o para mal, a lo largo de su vida. Escribir no es más que eso, la necesidad de compartir, tanto las experiencias reales como los destellos de imaginación que al que escribe le asaltan constantemente. Se escribe para compartir, del mismo modo que se lee, se visita una exposición o se ve una película para disfrutar de lo que otras personas quieren compartir con nosotros. Es un quid pro quo, compartir u aceptar lo compartido. Tan sencillo y tan complicado como eso. La Humanidad únicamente evoluciona gracias a ese intercambio de conocimientos, experiencias, leyendas y narraciones sin las cuales no seríamos absolutamente nada. El arte, en todas sus manifestaciones, necesita audiencia, y la audiencia necesita arte que consumir. Y cuanto más arte se consume, más arte se necesita. Es como una droga.

 Y esa dependencia al arte en todas sus manifestaciones va ligada íntimamente a otra característica de mi personalidad que lejos de remitir con la edad, se acrecienta cada día más: la curiosidad. Pensaba que era algo malo, un rasgo incluso infantil, hasta que Landero me abrió los ojos en "El huerto de Emerson", cuando nos enseña que mantener de adultos la curiosidad que tenemos de niños, es la mejor manera de sentirse vivos. La curiosidad es la que me lleva infinidad de veces a meterme en exposiciones de artistas, lugares o hechos relacionados con la historia que en muchas ocasiones no conozco, pero que casi nunca me defraudan, porque siempre saco referencias interesantes relacionadas con otros artistas, lugares o hechos históricos que pueden resultar interesantes, y así hasta el infinito.

La razón de ser de este blog es compartir las sensaciones que me producen las exposiciones que visito en Madrid casi cada fin de semana, porque, y esa es otra, Madrid es una ciudad en la que constantemente se pueden ver exposiciones interesantes, incluso fuera del circuito tradicional Prado Thyssen Reina Sofía. Las salas de exposiciones son muy numerosas, y siempre surge alguna nueva. Solamente en el tramo comprendido entre Colón y Atocha se pueden visitar Centro Cultural de la Villa, Biblioteca Nacional, Mapfre, Casa de América,  Caixa Forum, ICO, Centro Centro, Instituto Cervantes, etc. Y eso sin contar con los grandes museos mencionados antes. La oferta es tan numerosa que lo normal es que las exposiciones se renueven a un ritmo mayor del que podemos visitar. Voy a intentar analizarlas de modo que al que lea la entrada le de tiempo a verla.

Como dice la cabecera del blog, este tiene una parte de realidad y otra de ficción. La primera la conforman las crónicas de las exposiciones propiamente dichas. En cuanto a la parte de ficción... Bueno, me viene a la cabeza una frase de Bukowski que podría dar una pista: "La mayoría de la gente va de la nada a la tumba sin que apenas les roce el horror de la vida". Siento cierta fascinación por el terror, y en ocasiones mi imaginación se dispara en ese sentido. No sé la mezcla resultará o no sugerente, si funcionará o morirá en el interior de sí misma, pero me sentiría decepcionado conmigo mismo si no lo comprobara. 

Bienvenidos al Arte. En todas sus manifestaciones, incluso la que tan sabiamente reseñó Thomas de Quincey en su obra "Del asesinato considerado como una de las bellas artes".

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